La civilización maya se extendió
por el sur de Yucatán, parte de Guatemala y Honduras. entre los siglos III y
XV.
Los mayas no constituían un
estado unificado, sino que se organizaban en varias ciudades-estado
independientes entre si que controlaban un territorio más o menos amplio.
Tampoco hablaban una única lengua.
Se conoce sobre los mayas desde el
año 600 a.C., tiempo en el que aparecieron simbologías talladas en
piedras. En el 300 d.C., comienza el desarrollo de los mayas, seres que dedican
su vida a estudiar y registrar la galaxia. Los mayas construyeron sus
maravillosas ciudades, sus lugares ceremoniales y sus pirámides al Sur de
México, en la provincia del Yucatán, Honduras y Guatemala. Dejaron gravados en
la piedra sus mensajes de tiempo, del recorrido del SOL, de la Luna, de Venus y
el camino para que la humanidad se dirija hacia el crecimiento de la LUZ y la
Nueva Era, no hacia el materialismo y la autodestrucción.
Después de casi 600 años de
intensa actividad constructora y de un asombroso desarrollo científico en el
año 830 d.C., todo el pueblo maya desaparece de manera voluntaria y consciente.
Abandonan sus ciudades, sus casas, sus templos ceremoniales en el momento de
mayor desarrollo de su civilización, dejándolos intactos y poco a poco son
devorados por la selva. Quedan algunos custodios a cargo de lo
abandonado, supervisores de la herencia que nos dejaron.
Tras 200 años aproximadamente
desde el abandono, la mayoría de sus ciudades desaparecen entre la selva y
algunas de ellas son repobladas nuevamente. En el año 940 d.C., el Rey tolteca
llamado como “Serpiente de Luz Emplumada” conduce a su pueblo hacia el sur,
huyendo de la invasión bárbara de los chichimecas del norte, que habían
destruido su capital, TULA. Los toltecas ocuparon nuevamente algunas de las
ciudades mayas abandonadas haciéndolas renacer, pero nunca llegan a la mismos
niveles de desarrollo. La época maya-tolteca dura desde el año 1000 al 1350
d.C., cuando comienzan a desaparecer lentamente.
En el año 1500 d.C., cuando
llegan los conquistadores, la mayoría de sus ciudades están nuevamente
cubiertas por la selva y para el año 1700 lo poco que queda de ellos ya no
existe.
Las construcciones mayas se
hicieron de madera y piedra básicamente. Entre las maderas se prefirieron la
coba y el zapote, por ser muy resistentes a los ataques de las termitas. Entre
las piedras se usaron caliza, arenisca, mármol, etc.
Realizaron todo tipo de
construcciones: palacios rectangulares y alargados, templos, juegos de pelota,
calzadas (sacbeob) que unían las ciudades principales, fortificaciones, baños
de vapor (temazcal).
Se conservan importantes
pirámides escalonadas en piedra. En lo alto de éstas se colocaba el templo.
Estaban decoradas con pinturas de una variada gama de colores, y relieves.
Algunos de estos son inscripciones de la escritura jeroglífica maya, aun no
descifrada completamente. Las construcciones más importantes de esta época
fueron Copán, Quiriguá, Piedras Negras, Palenque y Tikal.
Los mayas desarrollaron el
sistema de escritura más completo de todos los pueblos indígenas americanos.
Con él escribieron todo tipo de textos: de medicina, de botánica, de historia,
de matemáticas, de astronomía...
Se conservan, además de las
inscripciones, algunos códices:
El Códice de Dresde: escrito en
el siglo XIII.Contiene un tratado de adivinación y de astronomía.
El Códice de París: posiblemente
del siglo XIII. Contiene profecías y adivinaciones.
El Códice de Madrid: Contiene
horóscopos y almanaques.
El Códice Grolier: Muy mal
conservado. Contiene un calendario completo.
Los glifos: arte y escritura
De las tres grandes
civilizaciones amerindias del momento de la conquista, los mayas desarrollaron
el sistema de comunicación por signos más sofisticado. Los incas no tuvieron
escritura, practicando un sistema contable y de memorización por nudos
denominado quipus. Los aztecas dibujaban pictogramas de menor abstracción que
los mayas. En cambio estos últimos practicaron los rudimentos de una escritura
fonética. La escritura maya tiene afinidad con el sistema desarrollado por los
zapotecas.
Los glifos componían un complejo
sistema de escritura y lenguaje gráfico, integrado por más de setecientos
signos, especiales para representar cualquier clase de pensamiento. Seguían un
diseño altamente elaborado, y debían ser realizados con exactitud, a partir del
dibujo de un recuadro con los bordes redondeados, con elementos enclavados en
el interior, acompañados por una serie de signos ubicados en el exterior.
Atribuían poderes mágicos a sus
dibujos y pictografías. Realizarlos era un modo de comprender el cosmos y la
esencia de los seres vivos, inanimados, e imaginarios.
Escribieron sobre distintos
soportes: piedra para los relatos dinásticos, papel para las profecías, la
astronomía y el calendario. Usaron conchas marinas, cerámica para los relatos
mitológicos, jade y madera, metal y hueso.
Cada soporte cumplía una función
diferente. En los “libros de corteza” intentaban inscribir el sentido del
tiempo. Las estelas y los monumentos servían para que los reyes afirmasen sus
relaciones con los ancestros, explicitando la organización social y legitimando
su poder a través de la narración de grandes batallas y conquistas. Las
“escalinatas jeroglíficas” –como las del templo de Copán– vinculaban el ascenso
y la pisada de cada peldaño con el lugar social de determinados difuntos, y con
el tratamiento ceremonial que los mortales estaban obligados a otorgarle.
A diferencia de otras
civilizaciones, no se han encontrado entre los mayas escritos estrictamente
administrativos, ni registros contables.
Los escribas tampoco se dedicaron
cuestiones mundanas. Todas las frases que se han logrado traducir refieren a
asuntos dinásticos y sagrados.
En su Relación de las cosas de
Yucatán Diego de Landa anotó el nombre de los días y los meses.
Como no existía un “alfabeto
maya”, dicho cronista pidió a sus informantes una serie de equivalencias con el
alfabeto español, pensando que le dirían las “letras”. En cambio, los indígenas
proporcionaron la transcripción de palabras de sonido parecido a los nombres de
las letras españolas. Por ejemplo, ac o “tortuga” para la letra “a”, o be,
“camino, viaje”, para la letra “b”.
Desarrollaron un calendario muy
preciso, con un año de 365 días. El año solar (haab) tenía 18 meses de 20 días
cada uno y otro más de sólo cinco días. Los nombres de los meses eran: Pop, Uo,
Zip, Zotz, Tzec, Xul, Yaxkin, Mol, Chen, Yax, Zac, Ceh, Mac, Kankin, Moan, Pax,
Kayab, Cumbu y Uayeb.
El tiempo es redondo
Gracias a la precisión del
calendario, el más perfecto entre los pueblos mesoamericanos, los mayas eran
capaces de organizar sus actividades cotidianas, y registrar simultáneamente el
paso del tiempo, historizando los acontecimientos políticos y religiosos que
consideraban cruciales.
Entre los mayas, un día
cualquiera pertenece a una cantidad mayor de ciclos que en el calendario
occidental. Al año astronómico de 365 días, denominado Haab, superponían el año
sagrado de 260 días, llamado Tzolkin. Este último regía la vida de la “gente
inferior”, las ceremonias religiosas, y la organización de las tareas
agrícolas.
El año Haab, y el año Tzolkin
formaban ciclos, al estilo de nuestras décadas o siglos, pero contados de
veinte en veinte, o integrados por cincuenta y dos años.
Establecieron un “día cero”, que
según los científicos corresponde al 12 de agosto de 3113 a.C. Se desconoce qué
sucedió, aunque probablemente se trate de una fecha mítica.
A partir ese día los ciclos se
sucedían. Sin embargo, la repetición dominaba a la linealidad. Podían suceder
cosas diferentes al interior de cada período de veinte o cincuenta y dos años,
pero cada secuencia era exactamente igual a otra, pasada o futura.
Así lo expresa el Libro del
Chilam Balam: “Trece veces veinte años, y después siempre volverá a comenzar”.
La repetición crea problemas para
traducir las fechas mayas a nuestro calendario, dado que resulta muy difícil
identificar hechos parecidos de secuencias diferentes. La invasión tolteca del
siglo X se confunde en las crónicas mayas con la invasión española sucedida
quinientos años después.
Por ello, los libros sagrados de
los mayas eran simultáneamente textos de historia y de predicción del futuro.
En la perspectiva maya, pasado, presente y porvenir son una misma dimensión.
A la inversa, los historiadores
contemporáneos recurren a las profecías mayas para conocer episodios del pasado
de esta sociedad, en tanto la profecía expresa una forma de la memoria.
Utilizaban un sistema de
numeración vigesimal posicional. También tenían un signo para representar el
cero, y así poder realizar operaciones matemáticas complejas.
El punto tiene un valor numérico de 1 y la raya de 5. Así podían contar hasta 19. Para hacer números mayores (igual que nosotros para hacer números mayores de 9) tenían que colocar esos signos en determinadas posiciones. Al ser un sistema vigesimal, o sea, que considera el 20 como unidad básica para la cuenta, cada espacio que se avanza en el número representa 20 veces más que el espacio anterior. Esto se entiende mejor si lo comparamos con el sistema que usamos nosotros.
El punto tiene un valor numérico de 1 y la raya de 5. Así podían contar hasta 19. Para hacer números mayores (igual que nosotros para hacer números mayores de 9) tenían que colocar esos signos en determinadas posiciones. Al ser un sistema vigesimal, o sea, que considera el 20 como unidad básica para la cuenta, cada espacio que se avanza en el número representa 20 veces más que el espacio anterior. Esto se entiende mejor si lo comparamos con el sistema que usamos nosotros.
El nuestro es un sistema decimal,
o sea, que nuestra únidad básica de cuenta es el 10. Tenemos, por tanto, signos
numéricos para contar del hasta 9. Si queremos contar más allá necesitamos
jugar con las posiciones y colocar al menos dos signos numéricos, uno en
primera posición y otro en segunda. La primera posición son las unidades y la
segunda, como es un sistema decimal, representa 10 veces más que la primera,
esto es las decenas. Así veinticinco nosotros lo escribimos 25 5 de unidades
más 2 de unidades por 10 (2x10=20).
Un maya haría lo siguiente. € ______ La raya ocupa la primera posición, que son unidades, y por tanto es 5. El punto ocupa la segunda posición que significa 20 veces más de las unidades. Por tanto un punto en segunda posición vale 20 (y dos puntos valdrían 40).
Un maya haría lo siguiente. € ______ La raya ocupa la primera posición, que son unidades, y por tanto es 5. El punto ocupa la segunda posición que significa 20 veces más de las unidades. Por tanto un punto en segunda posición vale 20 (y dos puntos valdrían 40).
La elite social la constituían
los sacerdotes y los nobles, que residían en la ciudad (que era también el
centro religioso). Los campesinos vivían en las zonas rurales cercanas a la
ciudad. La base de la economía era la agricultura y frecuentemente se desbrozaban
trozos de selva para realizar nuevos cultivos. Los principales fueron el maíz,
el algodón y el cacao. Este último tuvo tanta importancia que llegó a ser
utilizado como moneda.
Existía la esclavitud. Se supone
que esos esclavos serían la mano de obra para la construcción de las pirámides
colosales, pero ayudados por los campesinos. También debieron existir grupos de
artesanos especializados.
El principal espectáculo de los
mayas era un juego de pelota, parecido al fúlbol
Según algunos investigadores, los
jugadores eran los prisioneros de guerra y se decapitaba a los que perdían. Pero
en realidad era más que un simple juego. Era un ceremonial religioso que
representaba el paso de los astros y el sol (representado por la pelota), que
es fuente de vida.
Los mayas creían que antes de
existir nuestro mundo habían existido otros, pero que estos habían sido
destruidos por diferentes catástrofes.El universo tenía tres partes: el cielo,
la tierra y el inframundo. El cielo tenía 13 capas (la última de ellas en
contacto con la tierra) y cada una gobernada por uno de los Oxalahuntikú. El
dios Itzamná, a quien se representaba con forma de reptil o iguana, regía el
Cielo en su conjunto. El inframundo estaba debajo de la tierra, y estaba dividido
en 9 capas. Cada una de estas capas era gobernada por uno de los Bolontiku o
Señores de la Noche.
Había además otros dioses
que actuaban sobre las cosas cotidianas: el maíz, la miel, los mercados, etc.
LOS RITUALES.
Los sacrificios humanos
Los relatos más minuciosos sobre los ritos
de sangre maya provienen del Período Postclásico. Entre ellos, la escena de la
extracción del corazón de un guerrero para ofrecerlo a los dioses.
Los jóvenes guerreros pertenecientes a las
élites enemigas eran las presas más codiciadas. En el caso de capturar a un
gobernante, o a un jefe principal, la víctima era reservada para ser decapitada
durante una ceremonia especial.
A la inversa, cuanto más alejado fuese el
pueblo de un cautivo, geográfica o culturalmente, los mayas lo despreciaban
para el sacrificio. Al decir de Todorov, las víctimas preferidas debían ser,
simultáneamente, extranjeras y cercanas.
Los métodos de inmolación eran diversos.
Durante el Período Clásico se puso en práctica el descuartizamiento, realizado
en ocasiones durante el juego de pelota.
El Templo de los Jaguares y de los
Guerreros en Chichén Itzá fueron ámbitos privilegiados para la práctica de los
sacrificios humanos.
Los cronistas españoles describen el
equipamiento de los sacerdotes: resina de copal para utilizar de sahumerio,
pintura negra, y cuchillos sacrificiales.
Según el pensamiento maya, los ritos eran imprescindibles para garantizar
el funcionamiento del universo, el devenir del tiempo, el paso de las
estaciones, el crecimiento del maíz, y la vida de los seres humanos. Los
sacrificios eran necesarios para asegurar la existencia de los dioses,
reponiendo su consumo periódico de bioenergía
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