Ventana Emergente

viernes, 23 de junio de 2017

¡Conozco mi país mediante sus leyendas!


El niño indio.

Había una vez un niño indio que estaba en el bosque, y por las mañanas salía a darle de comer a las aves y al verlas alzar el vuelo se sentía feliz.



El Jinete sin cabeza
Se dice que en un pueblo se contaba la historia de un jinete en un caballo muy hermoso, desapareció del lugar, sin dar señas de su desaparición. Pasaron los años y el caballo apareció y vieron un jinete cabalgar sobre el pero ese jinete no tenía cabeza. La gente horrorizada se metió a sus casas y no se explicaban lo que habían visto…


El gallo de la catedral.
Hace un tiempo unos amigos le hicieron una broma a un amigo para hacerle creer que el gallo de la catedral cobraba vida, el objetivo era que él dejara de tomar.


La dama tapada
La Tapada era una dama de cuerpo esbelto de perfume agradable, que aparecía en las noches seguía a los borrachitos Pero la dama era calavera con olor a cementerio reemplazaba el delicioso perfume.Paralizado de terror, loco o muerto quedaba el hombre.

El misterio de la bocana del río Misahualli


Como vivían en plena selva y ante la ausencia de una autoridad que legalizara la relación una pareja decidió unir sus cuerpos y sus destinos a la sombra de los frondosos y florecidos árboles de guaba. Pero el chico  tuvo que viajar por su trabajo.

La bella chica con el recuerdo de su amado en la hermosa sonrisa de sus labios, recorría la extensa playa solitaria cuando la bañaba el suave Sol de la mañana, era esta una costumbre que le había impuesto el amor. Mas el tiempo pasaba inmisericorde y al final de su paso el cauchero jamás volvió.

La dama, presa de una indescriptible pena, desapareció un funesto día como si se la hubiera tragado la tierra. Sus familiares y amigos la buscaron afanosamente por toda la selva, pero todo fue en vano; las lágrimas y el tiempo fueron borrando el dolor de su ausencia.

Los años pasaron dándole espacio a la historia y una mañana brumosa y fría, unos indígenas que pescaban por el sector, pudieron observar a una bella y joven mujer parada en la piedra grande del margen izquierdo del río, se acercaron a ella y cuando le preguntaron dónde vivía, solo señaló el agua y, sin decir una sola palabra, se lanzó al torrente sin salpicar una gota ni producir una onda en la superficie.



3. Dibujo los tres principales momentos de la leyenda que escribí en el ejercicio anterior.

(PREGUNTAS Y PROBLEMAS DEL LIBRO DE TRABAJO DE LENGUAJE Y LITERATURA DEL 7MO AEGB. DEL MINISTERIO DE EDUCACIÓN DEL ECUADOR) 

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